Es el caso de enfermedades endocrinológicas, como la diabetes, el hipertiroidismo o los
hipogonadismos, enfermedades reumáticas, como la artritis reumatoide,
enfermedades hematológicas como el mieloma o la mastocitosis, o los casos
de osteoporosis relacionados con el uso de algunos fármacos como los corticoides o la heparina.Sin embargo, la gran mayoría
de enfermos tienen una osteoporosis primaria, en la que distinguimos tres grandes grupos, la osteoporosis idiopática juvenil o del
adulto, sin causa conocida, la osteoposis tipo I o postmenopáusica, en la que influye decisivamente la falta de estrógenos que se
produce en la mujer en ese periodo de su vida, y la osteoporosis tipo II
o senil, que es la producida por el envejecimiento.Existen también numerosos factores que
aumentan la pérdida de masa ósea que acompaña la
edad, y que, por tanto, multiplican el riesgo de padecer osteoporosis y sus consecuencias.
Los estrógenos, y también los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos como el raloxifeno, se utilizan en la osteoporosis postmenopáusica, sólos o asociados a alguno de los anteriores.Aunque teóricamente el flúor es un fármaco
que puede aumentar la formación de hueso, el hueso producido parece tener una menor calidad y, por tanto,
una menor resistencia, por lo que su uso no se ha extendido y no existen en España
preparados disponibles.
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